Kupá*

*desear en mapuche

RELATOS CORTOSDESEO

Daniela Cademartori

Los colores que se aprecian a través del ventanal vienen de las plantas. El verde de las hojas y el pasto, y según la estación del año el naranja de las flores de la Bignonia, blancos y lilas de los Pata de Cabra, morado y fucsia de la Santa Rita y amarillo de las campanitas del Thevetia.

Libros en todos lados. Ordenados en estantes de biblioteca y anárquicos por toda la casa: en la mesa de luz, el baño, en una pila alta los que faltan leer, en la hamaca paraguaya.

En un pedazo de tierra chiquito, de 6 m2 la huerta. Para el lado de atrás, que pueda treparse a la pared, está el tomate, berenjena, pepino y chaucha. El medio es de las hojas verdes: acelga, espinaca, lechuga y cebollita de verdeo, también apio si prende. En la primera línea, las aromáticas: albahaca, romero, menta y orégano. Intercaladas están las flores del cosmos y la caléndula para atraer abejas y evitar plagas.

La casita de madera del fondo es de los perros, aunque la mayor parte del tiempo no estén ahí. Por el momento son siete: Croqueta, Chin, Logo, Pituca, Pefa, Roquita y Maro. Todos rescatados y diferentes en personalidad, en el mismo orden que los nombré son la mimosa, el arrebatado, el sereno, la escapista, la investigadora, la viejita y el inquieto.

Lugar que sabe a café, sabe a palo santo, sabe a refugio. Donde amanecer con el canto de los pájaros reemplaza a la alarma del despertador; donde es charlar en vez de chatear; donde las obligaciones sean las decididas.

Los colores que se aprecian a través del ventanal vienen de las plantas. El verde de las hojas y el pasto, y según la estación del año el naranja de las flores de la Bignonia, blancos y lilas de los Pata de Cabra, morado y fucsia de la Santa Rita y amarillo de las campanitas del Thevetia.

Libros en todos lados. Ordenados en estantes de biblioteca y anárquicos por toda la casa: en la mesa de luz, el baño, en una pila alta los que faltan leer, en la hamaca paraguaya.

En un pedazo de tierra chiquito, de 6 m2 la huerta. Para el lado de atrás, que pueda treparse a la pared, está el tomate, berenjena, pepino y chaucha. El medio es de las hojas verdes: acelga, espinaca, lechuga y cebollita de verdeo, también apio si prende. En la primera línea, las aromáticas: albahaca, romero, menta y orégano. Intercaladas están las flores del cosmos y la caléndula para atraer abejas y evitar plagas.

La casita de madera del fondo es de los perros, aunque la mayor parte del tiempo no estén ahí. Por el momento son siete: Croqueta, Chin, Logo, Pituca, Pefa, Roquita y Maro. Todos rescatados y diferentes en personalidad, en el mismo orden que los nombré son la mimosa, el arrebatado, el sereno, la escapista, la investigadora, la viejita y el inquieto.

Lugar que sabe a café, sabe a palo santo, sabe a refugio. Donde amanecer con el canto de los pájaros reemplaza a la alarma del despertador; donde es charlar en vez de chatear; donde las obligaciones sean las decididas.

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